¿Cuarentena chicha?

Recientemente, han surgido propuestas de cómo gastar recursos sin tener en cuenta los ingresos fiscales, se dice que tenemos recursos suficientes y que hay que emplearlos hasta ganar la guerra. Se asume necesariamente que se ganará. Se habrán preguntado sus formuladores, ¿qué pasaría si no se alcanza el resultado deseado?, seguramente no.
A diferencia de las culturas orientales, donde hay conciencia del principio de autoridad y la disciplina social, en el Perú nuestros hábitos sociales son diferentes, por eso es que más allá de si se tienen o no recursos, hay personas que salen a la calle a hacer deporte, o a caminar o a pasear a la mascota y otros simplemente a zurrarse en las disposiciones con la finalidad de libar licor, reunirse en una cabina de internet, un bar, etc.
La asunción de la disciplina social en otras latitudes es un proceso histórico que lleva muchas décadas en lograrse, se puede hacer en menor plazo, seguramente sí, pero con imposición de la autoridad, tres llamadas de atención o sino empleo de la fuerza, agresión a la autoridad uso de las armas reglamentarias. ¿Lo que podría estar escrito en las normas se va a imponer en el país? El gobernante dirá, quien no cumple el estado de emergencia se hace responsable de las consecuencias y brindará su respaldo público a las Fuerzas Armadas y Fuerzas Policiales.
Otra cosa muy diferente es promover condiciones de “aislamiento productivo”, es decir, brindar seguridad para que el recurso humano que se encuentra produciendo no se contagie. Si se establecen jornadas laborales de 15 x 15 con turnos de 12 horas continuas, aislados en el centro de labores, con tomas de muestras de descarte del COVID 19 antes de ingresar a trabajar y a la salida del mismo, se replican las condiciones de la cuarentena y se mantienen los niveles básicos de producción para un país como el Perú cuyos ingresos dependen, en gran medida, de las exportaciones.
Esta propuesta resulta útil para el personal de la salud, las FFAA, FFPP, agropecuario, minería, centros de abastos, servicio de agua, comunicaciones, energía, gas, transporte, distribución de alimentos y quizás olvide algún otro cuyo sistema productivo debe continuar. Por ejemplo, en cuarentena debe continuar la atención de pacientes con problemas de salud diferentes a los contagiados con el COVID 19. En todos estos casos, la demanda de la primera de línea de defensa, el personal de la salud y las fuerzas del orden son las mascarillas que deben usarse y desecharse, quizás requieran 100 mil unidades diarias, ¿acaso no sería conveniente que sean confeccionadas localmente en condiciones de aislamiento productivo?
Además, el aislamiento productivo demandará ocupar los espacios de hospedaje cercanos o la confección de carpas y el desplazamiento de los miembros del orden para garantizar que el aislamiento productivo se cumpla estrictamente. Si la fuerza laboral está sana y produce de manera aislada, se cumplen las condiciones para evitar la propagación del virus. Alguien dirá ¿Y las camas para las carpas?, el sector metalmecánico podría producirla o un sector de los parques industriales.
Ciertamente, hay un gran sector de la población que se desempeña en la informalidad y que no tiene capacidad económica para sostenerse durante la cuarentena, que lo más probable es que se prolongue porque no se alcanzan las expectativas de control de la propagación del virus. Entonces, ¿qué hacer? Antes de entregar dinero es preferible emplear la infraestructura existente para preparar alimentos en condiciones de salubridad. Por ejemplo, las universidades públicas y privadas, los hoteles, restaurantes, etc, cuentan con cocinas que no están siendo utilizadas y que en aislamiento productivo podrían producir miles de raciones diarias básicas a ser distribuidas casa por casa en zonas donde la economía es informal, además de consumir los productos que hayan registrado mayores ingresos a los mercados mayoristas y que estimulen el sistema inmunológico.
En las zonas donde operan centros de abastecimientos minoristas, debería establecerse sistemas de distribución a domicilio para evitar que la población se desplace, se debe emplear el internet y cerrar los centros para la atención al público, personal debidamente protegido y con resguardo policial harían el reparto. Otra vez se emplearía el sistema de 15 x 15 desde las 7 hasta las 18 horas. Se garantizaría la cuarentena en los domicilios, se movilizaría menos gente en las calles y se combate la especulación y acaparamiento porque la atención de la demanda sería en función al número de miembros de la familia. Otro, también se debe garantizar la distribución de balones de gas bajo las mismas condiciones de protección y seguridad.
Un grupo de profesionales de una universidad local ha expresado que está en capacidad de producir 100 equipos de ventilación que podrían asistir a los contagiados con el coronavirus. Ante esta iniciativa, ¿debería preferirse que estén en aislamiento social en sus casas o en aislamiento productivo? Creo que la respuesta resulta obvia.