29 de Septiembre del 2020
El número de empresas que atraviesa turbulencia financiera –definida aquí como crisis agudas de rentabilidad y/o liquidez– se ha multiplicado de forma exponencial. La supervivencia está en juego y rara vez ha sido mayor la necesidad de que los equipos de gestión, los consejos de administración y los accionistas tomen medidas decisivas para cambiar el curso de la empresa. Miles de compañías alrededor del mundo se encuentran en un verdadero punto de quiebre.
Afortunadamente, mediante la adopción y ejecución de un conjunto de acciones de generación de valor audaces y cohesivas, las empresas pueden liberar el efectivo que tanto necesitan, restaurar la rentabilidad y crear un plan para alcanzar rendimientos económicos superiores en los años venideros. Si bien las tendencias específicas de cada industria y la solidez financiera de cada empresa, medida por su tamaño y nivel de endeudamiento, juegan un papel clave en los resultados futuros que se pueda obtener, las empresas pueden mejorar drásticamente su bienestar identificando y ejecutando acciones dentro de cuatro áreas críticas:
- Mejora del desempeño.
- Optimización de cartera.
- Reestructuración de los modelos operativos y comerciales.
- Organización para la creación de valor a largo plazo.
Hay margen de mejora para cualquier empresa en cualquier momento en cada una de estas dimensiones. Sin embargo, dado el contexto actual y la situación crítica en la que se encuentran la mayoría de las empresas, este artículo se centrará en el primero de ellos, es decir, en acciones que coadyuven a mejorar el rendimiento empresarial a corto plazo mediante la liberación de efectivo y la restauración de la rentabilidad.
Los esfuerzos de mejora del desempeño deben estar dirigidos a descubrir fuentes de valor no explotado relacionadas con precios, márgenes, gastos generales y eficiencia en el uso del capital. Específicamente, cuando ayudamos a un cliente a liderar la transformación de su negocio, primero nos enfocamos en encontrar low-hanging fruit, es decir, oportunidades de generación de efectivo y valor en todo el espectro comercial que se pueden realizar en un plazo relativamente corto.
El alcance de nuestro trabajo de transformación se puede ilustrar mejor mediante un ejemplo de experiencias pasadas. Para preservar la confidencialidad de nuestros clientes, presentamos un caso híbrido que es una combinación de iniciativas ejecutadas para diferentes clientes que se aplican ampliamente en todos los casos que hemos encontrado en diferentes grados.
Todo esfuerzo de reestructuración y transformación debe tener como punto de partida una calibración de la situación actual de la empresa. Para ilustrar, a continuación presentamos nuestra evaluación inicial de la salud financiera de un cliente hipotético al comienzo del proceso, expresada en términos de ganancias operativas y económicas.
![](https://amcham.org.pe/news/wp-content/uploads/2020/09/Picture1-1.png)
Fuente: RTM
Una vez establecido el punto de partida y se haya proyectado de flujo de caja semanal para las primeras 13-26 semanas, el proceso de transformación se enfoca en descubrir oportunidades de mejora para cada palanca de valor. A nivel agregado, estos esfuerzos de transformación profundizan en las prácticas de precios, los procesos de adquisición, la complejidad organizacional, otros costos no relacionados con el personal, el ciclo de conversión de efectivo y la eficiencia en la utilización de activos fijos.
En el caso presentado anteriormente, pudimos capturar valor en cada una de estas palancas en un período de tiempo relativamente corto, lo que permitió a la empresa mejorar drásticamente su salud financiera, como se muestra a continuación.
![](https://amcham.org.pe/news/wp-content/uploads/2020/09/2-1.png)
Fuente: RTM
Si bien la mejora del rendimiento en toda la empresa debe convertirse en un esfuerzo continuo, el enfoque principal del proceso de transformación debe enfocarse seguidamente en:
- Identificar formas de optimizar la cartera de negocios y productos de la empresa, y los segmentos de clientes a los que sirve, y trasladar recursos a aquellas áreas que ofrezcan el mayor potencial de creación de valor.
- Reevaluar los modelos operativos y de negocio de la empresa.
- Renovar y fortalecer la organización y desarrollar talento humano para liderar el proceso de creación de valor de largo plazo en un entorno cada vez más dinámico y competitivo.