11 de Abril del 2021
La semana pasada, el tipo de cambio llegó a un nuevo pico y logró sobrepasar los S/ 3.77 soles por dólar. Esto se dio a pesar de la intervención del BCR –swap cambiarios por un total de S/ 1,539 millones en siete operaciones–. En más de una ocasión se señaló que la primera mitad del año sería de mucha ‘turbulencia’, y se explicaba por tres grandes factores: la crisis sanitaria y económica, la crisis política (junto con las medidas populistas que siguen hasta la fecha) y las Elecciones 2021. De ésta última, hasta el día de hoy, no hay certeza de quiénes pasarán a una segunda vuelta; recién lo sabremos el domingo por la noche.
Sin embargo, existe otro factor, muy importante y de corte estructural, que mantendrá el tipo de cambio en niveles aún altos, mas no como en la semana pasada. Estados Unidos aprobó hacia fines de marzo un plan de rescate económico de US$1.9 trillones, cuyo dinero será destinado a cheques directos a las familias, subsidios de desempleo extendido, centros educativos, transferencias a los Estados y Municipalidades por US$ 350,000 millones, entre otros.
Como ha señalado a través de su cuenta de Twitter el economista Carlos Parodi, investigador del Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico y profesor principal del Departamento Académico de Economía, se espera que la reactivación de la economía estadounidense sea más rápida (los planes son claros, las transferencias se hacen de manera eficiente y están llevando a cabo una vacunación masiva rápida), lo cual hace que salgan dólares de las economías latinoamericanas hacia los Estados Unidos. Cuando hay predictibilidad y señales claras de recuperación, ahí irá la inversión; por más de que no haya un retorno, como en países en vía de desarrollo.
Se suma, asimismo, otro plan masivo que va en la misma línea: plan de infraestructura y generación de empleo por US$ 2 trillones propuesto por Joe Biden, presidente de EE.UU.. Si bien éste acaba de ser anunciado, de ser aprobado, tendría un efecto similar (incluso mayor) sobre los dólares que vuelven a la economía americana. De acuerdo con el plan, US$ 621 billones irán para inversiones en transporte (carreteras, puentes, entre otros), US$ 650 billones irán para mejorar la calidad de vida en los hogares (preservar y modernizar viviendas y locales comerciales, mejorar escuelas públicas, telecomunicaciones, entre otros), US$ 400 billones para mejorar la calidad de vida de gente mayor y personas con discapacidad, y, por último, US$ 300 billones en investigación, desarrollo y manufactura. De acuerdo con el presidente, se espera que el plan genere 19 millones de puestos de trabajo en la siguiente década.
Sin duda el plan es atractivo, tanto para inversionistas como para los mismos ciudadanos americanos. Los primeros no estarían corriendo los riesgos que se suelen encontrar en economías emergentes como el Perú. Si bien hemos gozado de estabilidad macroeconómica en los últimos años, las trabas excesivas, corrupción, demoras en la ejecución de procesos, entre otros, no han permitido crecer a un mayor ritmo.
Pero el mensaje de fondo es otro. Lo que está haciendo el gobierno de los Estados Unidos es apostar por una recuperación impulsada por ellos mismos; con el objetivo de darle a la gente un estímulo fiscal importante y cerrar brechas de infraestructura. El mensaje que también nos da es que, para salir de la crisis, se tiene que invertir –desde el público y el privado–, y se tiene que invertir ya. El Perú tiene que seguir la misma línea, sin sesgos ideológicos, y reactivar la economía de manera responsable. Vamos más de un año de crisis sanitaria y los esfuerzos parecen haber sido en vano tras el repunte de los casos y saturación de los hospitales y clínicas. Cada uno no puede, ni debe, bailar con su propio pañuelo.