(En síntesis): La cuarentena es de suma importancia para reflexionar acerca de cuáles son aquellos trabajos indispensables en momentos críticos. El reto ahora es valorarlos como lo que son: fundamentales para el orden público y servicios de primera necesidad.
Artículo realizado el 18 de marzo del 2020; a inicios del periodo de aislamiento obligatorio
Los rumores de una posible cuarentena empezaron a sonar desde el domingo 15 por la mañana. Muchas empresas, a manera de prevención y mostrando el ejemplo, empezaron a evaluar el teletrabajo desde antes –entre el martes y viernes de la semana–. Asimismo, otras de las medidas adoptadas fueron que si algún miembro del equipo que presentaba algún síntoma del COVID-19, o que recientemente regresó de viaje o tuvo contacto con alguien procedente de Europa o Asia, era mandado a su casa. Luego del anuncio del presidente, muchos peruanos se quedaron con una gran duda: ¿Mañana puedo, o debo, ir a trabajar? ¿Cómo se interpretan los ‘servicios complementarios’ a entidades financieras? ¿Mi trabajo calza dentro de algunas de las categorías especificadas?
En medio de estos cuestionamientos, hay puestos de trabajo que no generaron dudas y su labor nunca se detuvo –más bien se ha incrementado–: trabajadores de la salud (enfermeros, médicos, limpieza), policías, telecomunicaciones, servicios públicos (limpieza, mantenimiento de bienes públicos, transporte), periodistas, entidades financieras, distribución (energía, combustible y alimentos) y un par más. Dentro de estos rubros igual hay muchas áreas que trabajan de casa, pero la situación da espacio para una reflexión de la importancia de los trabajos que siguen operando y cuál es el valor que les estamos dando como sociedad.
Los que se quedaron (y lo que valen)
Además de bienes básicos, lo primero que busca la gente en tiempos de histeria es algo fundamental: información. Los reportes y notas –es tarea también de cada uno poder distinguir las noticias falsas de las verdaderas– se vuelven esenciales para estar al tanto de lo que uno puede hacer, cómo está evolucionando la situación y tratar de anticipar algunos escenarios (siempre y cuando cuente con el sustento necesario). Muchos periodistas y analistas se dan el trabajo de leer extensos reportes y darles un aterrizaje local; sin considerar los que están en la calle día a día exponiéndose. Sin ellos –periodismo serio de investigación, actualización y reporteo– la incertidumbre seria mucho mayor. De acuerdo con la bolsa web de trabajo Bumeran, el sueldo promedio de un periodista es alrededor de S/1978 al mes –estimación obtenida entre 424 sueldos pretendidos de los postulantes en los últimos 3 meses, según el portal–.
El transporte –personas, bienes y servicios, combustible, entre otros– también es otra labor que ganó relevancia. El abastecimiento de insumos es una labor que muchas veces pasa como desapercibida y, por lo menos en el Perú, no hay tecnología que reemplace el hecho de que alguien se tenga que movilizar sí o sí para transportar bienes perecibles, medicamentos, entre otros. Es cierto que hay un alto grado de informalidad, sobre todo en el sector transporte, pero el foco va más hacia los servicios que ganan relevancia en este contexto. Que la situación sirva también para acelerar cuanto antes la reforma de transporte, dado que la oferta de corredores, metropolitano y rutas alimentadoras es insuficiente. Como en el párrafo previo, hoy el sueldo de un chofer –distribución y pasajeros– oscila entre los S/1200 y S/1800 mensuales.
Pasando al sector salud, no hay duda de la crucial labor tanto de los médicos como los enfermeros y enfermeras en este momento. Es un hecho que los casos de COVID-19 van a seguir creciendo, y mientras a unos se les pide aislarse, ellos atacan y evitan que se propague la enfermedad. Desde AmCham Perú saludamos la labor que se viene haciendo en diversos hospitales y clínicas, pero también saludamos a todos los profesionales que atienden consultas en línea y han transmitido mensajes de calma y prevención en diversas plataformas. Al igual que los trabajos previos, es importante conocer cuánto ganan dichas profesiones. Según Bumeran, de muestra de 1900 postulaciones para cada puesto en los últimos 3 meses, un médico gana alrededor de S/4,790 al mes; un enfermero, S/2,166.
Otra labor crucial en estos momentos es el servicio de limpieza pública como el recojo de basura y limpieza de calles. Si bien lo que ha reducido por ahora es el consumo de energía en un 25%, básicamente por el consumo y funcionamiento de las oficinas, una parte de las emisiones y generación de residuos ahora se traslada a casa. La demanda de limpieza, sobre todo de recojo de basura, sigue siendo igual de importante. Los sueldos, sin embargo, no son elevados. En algunos distritos, un trabajador de limpieza pública gana el equivalente a sueldo mínimo (S/930) –los que realizan turno de noche (de 23:00 a 06:00) perciben 35% más–.
Los otros (y cómo quedan)
Así como los trabajos y carreras que han sido descritos, hay otros puestos que están teniendo una labor importante como la policía, agentes financieros, personal de la municipalidad, cajeros en los supermercados y más. Lo que ahora entra en discusión es por qué hay muchas carreras y puestos – trabajando desde casa– que, en promedio, ganan más que estos grupos.
De acuerdo con un ranking elaborado por el Grupo Educación al Futuro, los mejores sueldos de las carreras mejor pagadas –ingeniería electrónica, ingeniería informática, ingeniería de sistemas, ingeniería empresarial, administrador de empresas, ingeniería industrial, marketing, telecomunicaciones y economía– oscilan entre los S/5,000 y S/6,700. Muchos de estos trabajos están siendo realizados desde casa y las personas tienen las facilidades para conectarse.
Si bien estas carreras demandan mucho esfuerzo y preparación, parece ser que éstas opacan al resto por lo que el mercado ‘paga’ por ellos’ hoy en día. Parte del problema se explica por un factor económico importante: no se está tomando en cuenta las externalidades positivas de los otros. Una externalidad agrupa los ‘efectos secundarios’ de una actividad –trabajo de alguien, accionar una empresa, entre otros– que no se reflejan en su precio de mercado. Bajo este contexto, en el caso de una externalidad positiva, los beneficios reales no se están reflejando en el precio que pagamos por el servicio. Pasa con los periodistas y su aporte a la sociedad manteniéndolos informados; pasa con los choferes y miles de trabajadores dentro de la cadena logística que abastecen a la sociedad en tiempo difíciles, pasa con los trabajadores públicos que mantienen los bienes de todos limpios y ordenados y, sobre todo, pasa con los médicos y enfermeras que ayudan a salvar vidas.
Más incentivos
La noche del martes 18 –8pm para ser exactos–, la gente empezó a aplaudir a enfermeros, médicos, servidores públicos, entre otros, para agradecer la labor que vienen realizando y realizarán de manera constante por las siguientes semanas. Ojalá que esto sirva para mantenerlos motivados y sigan trabajando tal y como el Estado les ha ordenado. Pero no todo puede ni debe quedar en sólo aplausos. La situación por que atraviesa el país es también una oportunidad para que se evalúe el verdadero aporte de los que siguen trabajando en la calle. Ello debe traducirse en salarios. Sólo así se asegura que sigan con la labor que vienen realizando y romper el paradigma de que son trabajos ‘sencillos’. Es importante incorporar las externalidades, tanto positivas como negativas, en el valor real de cada puesto de trabajo y cuánto aportan al colectivo.
En el libro del historiador Rutger Bregman –Utopía para realistas (2016)– hay un buen ejemplo que resume la importancia de los trabajos clave y que pasan desapercibidos hasta que se llega a una situación crítica:
“Una niebla densa envuelve City Hall Park al amanecer del 2 de febrero de 1968. 7mil trabajadores del servicio de recogidas de Nueva York forman una pequeña multitud […]. El portavoz sindical, John DeLury, se dirige hacia ellos y anuncia que el alcalde ha rechazado hacer más concesiones. […] Al día siguiente no se recoge la basura en la Gran Manzana y casi totas las brigadas de basureros se han quedado en casa. Un periódico local cita a uno de los huelguistas: ‘Nunca hemos tenido prestigio y casi nunca me había importado. Pero ahora sí. La gente nos trata como basura’.
Cuando al cabo de dos días el alcalde sale a evaluar la situación, la ciudad esta llena de basura y cada día se añaden 10,000 toneladas más. En cosa de días, una de las ciudades más icónicas del mundo ha empezado a parecer una barriada paupérrima y, por primera vez desde la epidemia de polio de 1931, las autoridades declaran el estado de emergencia”
La huelga duró 9 días y se acumularon 100,000 toneladas de basura. Evitemos recurrir a extremos y empecemos a ver otras variables que determinan lo que uno gana en función a su esfuerzo y aporte a la ciudadanía. Gracias a todos los que han seguido trabajando con normalidad para mantener el orden en tiempos complicados.