Martes 6 de junio del 2023
El mercado de fusiones y adquisiciones sigue disminuyendo su ritmo. Según el último reporte de Transactional Track Record (TTR), el primer trimestre de este año cerró con solo 24 transacciones, cifra claramente inferior a las 33 transacciones realizadas en el 2022 y las 39 del año 2021. En ese sentido, la caída también se dio de manera significativa en el volumen tranzado.
La reducción se da por diversos motivos. En primer lugar, la menor rentabilidad de las compañías como consecuencia de los mayores costos a causa de la inflación, tanto en Perú como en el extranjero. Esto generó el deterioro de las valoraciones de las compañías además de un descenso de su atractivo para la inversión.
En segundo lugar, destaca el incremento del costo del financiamiento que ocasiona un aumento en el valor de la deuda y una menor oportunidad para hacer compras de compañías de manera apalancada. Ello genera un menor retorno para el inversionista. A ello se le suma la desconfianza de los inversionistas extranjeros como resultado de la inestabilidad política de la región.
Estos factores explicarían la falta de atractivo en el mercado peruano de fusiones y adquisiciones, tanto por parte del comprador como del vendedor.
¿Cuál es el enfoque positivo de la actual coyuntura?
Respecto al lado optimista, los dos primeros factores están afectando principalmente a Europa y Estados Unidos, lo que ha resultado en el replanteamiento de la estrategia corporativa de varios grupos empresariales de dichos territorios. Ello es el caso de dos anuncios importantes como la salida de Enel en sus negocios de generación o distribución, o la de Ameco, empresa adquirida por la peruana Stracon.
Además, la reconsideración estratégica impacta a las escisiones de líneas de negocio para centrarse en las reestructuraciones operativas y financieras, así como los joint ventures o compras de minorías que permite la optimización de recursos de las compañías. La reciente venta del 50% de Tramarsa es un ejemplo de lo último.
Otro punto a favor es la acumulación de caja en grandes grupos corporativos y fondos de capital privado que no tuvieron el tiempo de invertir todo el dinero levantado, ya que pueden encontrar excelentes oportunidades de inversión de buenas compañías a precios razonables.
A su vez, existen otros factores que hacen que Perú siga siendo una plaza atractiva para las inversiones. La relativa estabilidad económica obtenida por el acierto de las políticas aplicadas por el Banco Central de la Reserva, a diferencia de otros países de la región, contrarrestan la delicada situación política.
También se dispone de grandes negocios valorados positivamente en el mercado exterior y que se basan en las exportaciones, como son el sector agrícola y el minero, los cuales se recuperarán con la restauración progresiva de la demanda global.
Por último, la brecha de infraestructura pública y de inversión en negocios de largo plazo todavía es significativa en el país. Estas industrias —principalmente en el sector salud o energía— serán la locomotora del mercado de fusiones y adquisiciones del país, en el que se espera gran actividad durante este 2023.