Jueves 13 de junio del 2024
Durante las últimas semanas hemos celebrado dos fechas relacionadas a temáticas ambientales: el 17 de mayo, día mundial del reciclaje y el 5 de junio, día mundial del medio ambiente. Ambas fechas nos invitan a reflexionar sobre la importancia de prácticas eco amigables, donde la transición hacia una economía circular es cada vez más popular.
En este modelo, el valor de los recursos se mantiene en la economía durante el mayor tiempo posible, con el fin de minimizar la generación de residuos. Esto se logra a través de una serie de estrategias —una de ellas es el reciclaje— que permite recuperar materiales de productos en desuso (residuos sólidos) y transformarlos en nuevos productos. Así, se elimina la necesidad de extraer recursos naturales vírgenes, se reduce la contaminación asociada a las actividades de extracción y manufactura; y se genera empleo.
Según datos del Sistema de Información de Gestión de Residuos Sólidos (Sigersol), en el 2023, en el Perú se dispuso más de ocho millones de residuos, lo que significó una generación diaria de más de 23 mil toneladas de residuos sólidos. De ellos, solo se valorizaron menos del 2 %; pese a que el potencial de valorización es del 77.6 %. Además, sumado a la falta de reciclaje, existe un 30 % de residuos que no son dispuestos de forma adecuada.
A nivel distrital y provincial, de las 1,981 municipalidades distribuidas en 196 provincias y 1,695 distritos, solo un 11.4% —es decir, 215 municipalidades— cuentan con servicios adecuados de disposición de residuos solidos según información del Ministerio del Ambiente. En un panorama más positivo, 641 municipalidades (el 34% del total) han logrado valorizar sus residuos orgánicos. La cifra indica un avance en la gestión integral de residuos, ya que la valorización permite transformar los desechos en materiales o producto con valor útil.
En este contexto, se concluye que uno de los desafíos más grandes de nuestro país es todavía la mejora del manejo y la gestión de estos residuos para logar cifras alentadoras en sus porcentajes de valorización. Sin embargo, es imprescindible primero entender que significa una «economía circular» y por qué se ha puesto de moda en los últimos años.
Ronny Fischer, director del Centro de Sostenibilidad de la Universidad de Lima
Todo comienza con el informe «Los límites al crecimiento» del Club de Roma, publicado en 1972, que marcó un hito en la comprensión de las limitaciones del crecimiento económico basado en la explotación lineal de recursos naturales. El estudio advirtió sobre las consecuencias negativas de la sobreexplotación de recursos, la contaminación ambiental y el crecimiento desmedido de la población, con lo que predijo un colapso potencial del sistema global en el siglo XXI.
A raíz del estudio, se puede concluir que el concepto de economía circular surge como una alternativa viable y necesaria que propone un marco para repensar el sistema económico actual, basado en eliminar residuos y contaminación; circular productos y materiales; y regenerar sistemas naturales.
La economía circular no es solo una tendencia ambiental, sino una necesidad estratégica para el desarrollo sostenible. La transición de un modelo lineal a uno circular implica la redefinición de procesos productivos y de consumo, orientados a la valorización máxima de los recursos. Perú, con su rica biodiversidad y su potencial en recursos naturales, tiene la oportunidad de liderar esta transformación en América Latina.
Los días mundiales de medio ambiente y del reciclaje nos recuerdan la importancia de adoptar un modelo de economía circular para minimizar la generación de residuos y aprovechar al máximo los recursos. En el Perú, aunque se han dado algunos pasos importantes, aún queda un largo camino por recorrer. Se necesita invertir en la implementación de tecnologías que valoricen los residuos, fomenten la educación ambiental y sensibilicen a la población sobre la importancia de reducir, reutilizar y reciclar. Además, se requieren mecanismos de financiamiento para apoyar a las empresas que deseen implementar prácticas de economía circular.
En resumen, la transición hacia una economía circular en el Perú es un desafío complejo, pero necesario. Para lograrlo, se requiere de un esfuerzo conjunto por parte del gobierno, las empresas, la academia y la sociedad civil. Si se superan los desafíos y se aprovechan las oportunidades, la economía circular puede traer consigo importantes beneficios económicos, sociales y ambientales para el país.