La mitad de la población a nivel mundial se ve afectada por un problema de salud mental en algún momento de su vida según Jorge Brito, socio líder de la industria Ciencias de la Vida y Cuidado de la Salud de Deloitte Spanish Latin America, Marketplace región Andina. Pese a ello, los países a nivel mundial no le dan la importancia que debería.
Según un informe de Deloitte, los niveles de financiamiento para estas iniciativas son bastante bajos: entre el 2000 y 2014, el gasto en salud mental representó solo el 0.4% del total del presupuesto destinado al sistema de salud. Por su parte, para los países de bajos ingresos, el presupuesto en salud mental llega al 0.5% de lo que la mayor parte está dirigida a hospitales que funcionan como asilos en lugar de centros de tratamiento.
La situación también tiene un impacto en la economía. Según Brito, los gastos relacionados —directos e indirectos— se estiman en más del 4% del PBI mundial, lo que representa más que la suma de los costos de enfermedades como el cáncer, la diabetes y las enfermedades respiratorias crónicas. Para el 2030, se espera los costos de salud mental superen los US$6 billones al año. Además, de seguir así, se estima que entre el 2011 y 2030 la pérdida de producción económica acumulada asociada a los problemas de salud mental sea de US$16,300 millones en todo el mundo.
El estudio también indica que entre un 25% y 50% de la población mundial se ve afectada por enfermedades mentales en algún momento de sus vidas. Casi 800,000 personas al año mueren por suicidio y es la segunda causa de muerte en el mundo entre las personas de 15 a 24 años. La situación podría empeorar ya que se prevé una ola de depresión, ansiedad y estrés postraumático a raíz de la pandemia.
La pandemia impidió a las personas a seguir realizando sus chequeos o terapias por el miedo al contagio. Esto incluye no solo el tratamiento de enfermedades crónicas como la diabetes o el cáncer sino también de temas de salud mental según Brito. Además, el mayor uso de redes sociales incrementa el riesgo de sufrir de alguna enfermedad mental como depresión o ansiedad.
Por ello, este escenario evidencia la necesidad de colocar a la salud mental en un lugar central en la agenda económica y pública de los diversos países alrededor del mundo. Para ello, es importante lograr una colaboración entre todos los jugadores involucrados como el gobierno y el sector privado. Además es necesario mejorar los sistemas de salud actuales a través de la innovación y la transformación digital.
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