1 de Setiembre del 2021
* Los límites saludables entre el trabajo y el hogar se han deteriorado con el confinamiento. ¿Qué acciones pueden realizar las organizaciones para impulsar el bienestar de las profesionales?
El impacto a largo plazo de la pandemia por COVID-19 no será igual para mujeres y hombres. El confinamiento está dejando profundas secuelas en las mujeres que laboran y estamos experimentando el mayor retroceso en términos de igualdad de género de las últimas décadas.
Los hallazgos del estudio de Deloitte, “Mujeres en el trabajo. Una perspectiva global”, ponen en evidencia este fenómeno que, durante los últimos 17 meses, el mundo no ha sido capaz de revertir: el incremento de la carga de trabajo, los ambientes laborales adversos y la acentuación de las responsabilidades domésticas durante la etapa de confinamiento han provocado que un gran número de mujeres se sientan muy inconformes en sus lugares de trabajo.
Esta situación está afectando la salud de las mujeres y su optimismo general sobre su futuro, haciendo evidentes las inequidades, desigualdades y vulnerabilidades. Solo un tercio de las mujeres considera que su bienestar es «bueno» o «extremadamente bueno», en comparación con el 68% antes de la pandemia.
Por si fuera poco, el más reciente estudio del Foro Económico Mundial, denominado “Informe sobre la brecha de género global 2021”, reveló que, al ritmo actual, se necesitarán en promedio 135,6 años para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en todo el mundo; 36 años más que las estimaciones del informe del año 2020.
¿A qué se debe el crecimiento de esta brecha?
De acuerdo al estudio de Deloitte, esta compleja y adversa situación actual deviene de lo que se cataloga como la «tormenta perfecta». Durante la pandemia las mujeres han tenido más responsabilidades en el hogar (66%) y una mayor carga de trabajo en sus empresas (77%). En otras palabras, en cada ambiente se les ha exigido más.
Adicionalmente, las mujeres que trabajan bajo la modalidad home office, manifiestan que, si no permanecen conectadas todo el tiempo, probablemente perderán oportunidades de crecimiento en su organización; pero, por otro lado, si no se desconectan, se les imposibilita convivir con sus seres queridos o cumplir con sus responsabilidades familiares.
Lo anterior ha dado como resultado que ellas se sientan agotadas y con menor bienestar social, mental y físico. En consecuencia, una de cada dos mujeres se siente pesimista sobre su perspectiva profesional, y 23% está considerando la difícil decisión de abandonar por completo el mercado laboral para disminuir la presión que siente. Solo el 22% manifiesta que sus empleadores les ha permitido establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal.
El papel de los empleadores
Aunque los resultados de la encuesta indican que la igualdad de género en el lugar de trabajo retrocedió considerablemente durante la pandemia, los hallazgos también apuntan a que el papel que juegan los empleadores es vital para revertir esta tendencia.
Al comienzo de la contingencia sanitaria la productividad de las empresas se elevó porque sus profesionales comenzaron a laborar más tiempo a través del trabajo remoto. Sin embargo, ahora que esta modalidad se ha implementado por un tiempo prolongado, será beneficioso para las compañías conseguir que este esquema sea positivo, funcional e impulse la igualdad de condiciones entre mujeres y hombres.
En este contexto, resultará importante cambiar la mentalidad hacia una gestión por objetivos, teniendo claro que demandar a las profesionales una conexión permanente más allá de los horarios de trabajo no generará beneficios, sino por el contrario continuará orillándolas a decidir entre sus responsabilidades laborales y familiares.
Indudablemente, es importante que los líderes de las empresas prediquen con el ejemplo y sean los primeros en promover esta transformación al interior de las organizaciones, impulsando esquemas de trabajo flexibles. No en vano, el estudio reveló que las profesionales mostraron mayor productividad (70%), bienestar mental (53%), satisfacción laboral (72%) y lealtad (70%) al trabajar en empresas que promueven la igualdad y flexibilidad de oportunidades para ellas.
La mujer como baluarte empresarial
Es innegable que el mercado laboral, sobre todo en América Latina, enfrenta grandes retos para garantizar un piso parejo entre hombres y mujeres; sin embargo, si a las empresas verdaderamente les preocupa retener y desarrollar a su talento femenino, cuya aportación es fundamental para su éxito y competitividad, deberán buscar asesoría e implementar cambios que prioricen el bienestar de ellas.
Es esencial que las organizaciones estén conscientes de esta problemática y de las afectaciones que podría traer, para ellas, perder a su personal femenino, sobre todo, considerando la importancia de contar con equipos de trabajo diversos e incluyentes para alcanzar los mejores resultados en sus industrias.
El momento de actuar es ahora. Recordemos que están en juego años de avances en paridad de género y, sobre todo, el desarrollo y el crecimiento profesional de millones de mujeres.