Viernes 5 de septiembre del 2025
La inversión social en la primera infancia, también conocida como desarrollo infantil temprano (DIT), representa una de las estrategias más efectivas para construir un país más equitativo, saludable y sostenible. Esta etapa, que abarca desde el nacimiento hasta los cinco años, es crítica para el desarrollo físico, cognitivo y emocional de los niños, y por tanto, para el fortalecimiento del capital humano del país.
Impacto inmediato: sembrando bienestar desde HOY
Invertir en DIT tiene impactos tangibles en el presente. Mejora el desarrollo cerebral, la salud y la nutrición, permitiendo que los niños crezcan con mejores capacidades cognitivas y emocionales. Además, al garantizar acceso equitativo a servicios básicos como educación inicial, atención médica y alimentación adecuada, se reduce las desigualdades (brechas sociales y económicas) que afectan a miles de familias peruanas desde la raíz.
Impacto a largo plazo: construyendo futuro
Los beneficios de esta inversión se multiplican con el tiempo. Los niños que reciben atención integral en sus primeros años tienen mayores probabilidades de convertirse en adultos saludables, educados y productivos. Esto se traduce en una fuerza laboral más capacitada, en menores costos para el sistema de salud y justicia, y en comunidades más cohesionadas y resilientes. En otras palabras, el desarrollo infantil temprano no solo transforma vidas individuales, sino que impulsa el crecimiento económico y el bienestar social del país
Sostenibilidad con enfoque humano
Cuando hablamos de sostenibilidad o ciudades sostenibles, no podemos limitarnos al cuidado del medio ambiente o al desarrollo económico. También debemos incluir el desarrollo social que se mantiene en el tiempo, sin comprometer el bienestar de las futuras generaciones. Por ello, en cualquier estrategia de desarrollo territorial —especialmente si una empresa proyecta una presencia a largo plazo— es fundamental incluir el DIT como eje de sostenibilidad social. No solo fortalece su relación con la comunidad, sino que contribuye activamente al desarrollo integral del entorno en el que opera.
Conclusión: el futuro se está construyendo HOY
Invertir en la primera infancia es, en definitiva, una apuesta segura. Es sembrar hoy para cosechar mañana una sociedad más justa, próspera y sostenible. El Perú necesita políticas públicas, alianzas empresariales y compromiso ciudadano que reconozcan el valor estratégico de esta inversión. Porque el futuro del país comienza en los primeros años de vida.