Miércoles 9 de julio del 2025
El pasado 8 de julio el presidente Donald Trump anunció la aplicación de nuevos aranceles específicos entre los que se incluye una tarifa de 50% adicional para las importaciones de cobre. El nuevo arancel sería aplicado desde el próximo 1 de agosto, fecha en la que también terminará la tregua arancelaria tras el «Día de Liberación«.
El impacto inicial de la medida favoreció los precios del cobre en una primera instancia, luego de que los contratos de futuro del metal crecieran 13% en un solo día, su mayor aumento desde 1968 según Dow Jones Market Data. Sin embargo, el entusiasmo se vio detenido en la mañana del miércoles luego de que el precio del cobre cayera en la Bolsa de Londres, ello por temores a que la nueva medida impacte en la demanda del commodity.
La medida tendría repercusiones negativas para Estados Unidos a primera instancia, dada su alta dependencia de las importaciones del metal. Según data de la Encuesta Geológica de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés), 45% del cobre refinado para consumo en la primera economía del mundo depende netamente de sus importaciones. El resto es adquirido a través de mineras nacionales ubicadas en estados como Michigan, Missouri, Montana, Nevada, Nueva México y Utah.
En ese sentido, el hecho de aumentar el costo de las importaciones sería perjudicial para la industria estadounidense, sobre todo para aquellos sectores intensos en cobre. Por ejemplo, para el sector de movilidad eléctrica, los mayores costos del cobre podrían desacelerar la producción y adopción de vehículos eléctricos en Estados Unidos dado su mayor costo.
Empresas cuyas operaciones de cobre estén fuera de Estados Unidos también se verían perjudicadas. Por ejemplo, las acciones de Southern Copper —empresa con presencia en Estados Unidos, pero también con fuerte presencia en Perú y México— cayeron 1.6% tras el anuncio. Otras empresas como BHP, Codelco y Glencore también se verían afectadas por su alta dependencia de operaciones en el extranjero.
Aterrizaje local
Si bien el Perú es uno de los principales productores de cobre a nivel global, el impacto de esta medida depende de varios factores. En primera instancia, Estados Unidos no representa un mercado muy relevante para las exportaciones de cobre peruano: solo el 2.4% del total de cobre va a la primera economía del mundo mientras que el 73% tiene como destino China.
En ese sentido, si es que la medida sigue elevando el precio internacional del metal, el Perú se podría ver altamente beneficiado; también tomando en cuenta que algunos bienes importados como el combustible están en bajo precio; lo que genera un nivel bastante óptimo en los términos de intercambio. En caso la medida impacte la demanda global, los precios bajarían lo que significaría un fuerte impacto en nuestras exportaciones ya que el cobre representa casi el 28% del total de nuestras exportaciones.
Las manufacturas de cobre también se verían afectadas, debido a la mayor exposición al mercado estadounidense. Según información de Adex Data Trade, las exportaciones de cátodos y secciones de cobre refinado a Estados Unidos alcanzaron los US$ 566 millones en el 2024, lo que representa 23% del total exportado. Ello terminaría afectando los envíos de este tipo de productos.
La medida fue anunciada junto otros aranceles específicos como a productos farmacéuticos, los cuales verían un arancel de hasta 200% hacia el próximo año. Los anuncios de nuevos aranceles siguen generando una mayor incertidumbre sobre cuál será el impacto económico general, sobre todo en variables como la inflación y productividad en Estados Unidos.