Lunes 1 de septiembre del 2025
En 2026 se cumplirán dos siglos de relaciones diplomáticas entre Estados Unidos y el Perú, establecidas en 1826, apenas cinco años después de la independencia peruana. Ese vínculo histórico hoy se sostiene —y se potencia— gracias a un factor silencioso pero decisivo: la aviación comercial y el transporte aéreo.
Conectividad que acerca economías y personas
La aviación es mucho más que aviones y aeropuertos: es infraestructura crítica. A nivel global, el transporte aéreo habilita un tercio del comercio mundial por valor y el 58 % de las llegadas de turistas internacionales, dinamizando empleo y PIB en todos los continentes. En el Perú, los efectos son tangibles: IATA estima que la aviación aporta 364 mil puestos de empleo y unos 6.2 mil millones de dólares al producto interno, con impactos directos, indirectos e inducidos en toda la cadena.
La demanda aérea peruana alcanzó 42.4 millones de personas, lo que representó un salto de 14.2 % respecto a 2023. Del total, 31.1 millones (73.3 %) realizaron vuelos nacionales, mientras que 11.3 millones (26.7 %) llegaron al Perú o partieron al extranjero.
En junio del 2025 se abrió una nueva etapa con el nuevo terminal del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez (Lima): una infraestructura tres veces más grande, concebida de forma modular y con capacidad proyectada hasta 40 millones de pasajeros anuales hacia fines de 2025. El operador prevé duplicar la capacidad de atención de 15 a 30 millones en el corto plazo, reforzando a Lima como hub regional. Estas inversiones elevan la competitividad, reducen cuellos de botella y mejoran la experiencia del viajero corporativo y de ocio.
Turismo: el visitante estadounidense como motor de la recuperación
Tras los años más duros de la pandemia, el turismo receptivo peruano creció 29 % en 2024 y recibió 3,256,693 visitantes internacionales. Estados Unidos se consolidó como segundo mercado emisor, con 604,000 llegadas (18.6 %), solo por detrás de Chile, un segmento con alta propensión al gasto y viajes de propósito mixto (negocios + ocio). En el primer trimestre de 2025, EE. UU. siguió segundo con 134,826 llegadas (+8.3 %).
Detrás de esas cifras hay conectividad diaria con múltiples ciudades estadounidenses y una oferta de asientos que acorta distancias, diversifica productos turísticos y estimula el gasto de calidad en destinos como Lima, Cusco, Arequipa o el norte. Hoy en día, no solo aerolíneas estadounidenses operan vuelos directos y sin escala hacia el Perú desde distintas ciudades de EE. UU., sino que también compañías de otras nacionalidades ofrecen vuelos directos y conexiones hacia el país del norte, ampliando la conectividad y fortaleciendo el vínculo entre ambas naciones.
Comercio e inversión: del TLC a la logística «just-in-time«
El Tratado de Libre Comercio entre EE. UU. y el Perú, vigente desde 2009, dio previsibilidad y reglas claras a bienes, servicios e inversiones. En 2024, el intercambio total de bienes alcanzó US$20,5 mil millones: EE. UU. exportó US$11,1 mil millones a Perú e importó US$9,4 mil millones, con un superávit estadounidense de US$1,8 mil millones. Cada uno de esos dólares necesita cadenas logísticas rápidas, confiables y trazables: el transporte aéreo es la columna vertebral de los flujos de alto valor y seguirá siendo determinante en los próximos años.
Carga aérea: la autopista de los productos perecibles
En 2024 el Perú embarcó 91,881 toneladas por vía aérea. Tres productos lideraron el volumen: espárragos, mangos y arándanos, que concentraron 62.4 % del total. El mercado estadounidense es determinante: 53 % de los arándanos frescos peruanos de la campaña 2023/24 tuvo como destino EE. UU., lo que muestra la interdependencia entre conectividad aérea, cadenas de frío y la canasta exportadora no tradicional. Esta logística “puerta a puerta” en horas preserva calidad, reduce mermas y sostiene empleos agroindustriales a lo largo de la costa y la sierra. El transporte aéreo es fundamental para que exportadores peruanos coloquen sus productos no solo en EE. UU. sino también en otras latitudes.
Personas, conocimiento y oportunidades
La conectividad aérea también impulsa educación ejecutiva, transferencia tecnológica, ferias, roadshows y misiones comerciales. El viajero corporativo —que vuelve a crecer— demanda puntualidad, seguridad y conectividad a ciudades secundarias, no solo hubs. La articulación público-privada para atraer rutas punto a punto (por ejemplo, hacia/desde el Medio Oeste y la Costa Este de EE. UU.) y optimizar procesos de facilitación (visas, control fronterizo, biometría) multiplicaría el valor de cada asiento ofertado.
Un bicentenario con mirada al futuro
A doscientos años del inicio de nuestra relación diplomática, la aviación comercial se confirma como puente estratégico entre el Perú y Estados Unidos: moviliza turistas, conecta pymes y grandes compañías con sus mercados, integra cadenas de frío “desde el campo hasta la mesa” y promueve inversión, comercio y conocimiento. Con infraestructura moderna, reglas previsibles y una agenda público-privada que ponga a la conectividad en el centro, el próximo capítulo de esta relación —económica, social y cultural— multiplicará comercio, inversión y empleo de calidad.