Lunes 23 de junio del 2025
En 2024, la economía peruana experimentó una recuperación significativa tras un 2023 desafiante, alcanzando un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del 3.3%. Este progreso fue impulsado por varios sectores clave, destacándose la relación entre el sector pesquero y la industria manufacturera de alimentos. El aumento en la captura y procesamiento de recursos marinos fomentó una mayor producción de harina de pescado. Para 2025, se proyecta que el PIB de Perú crezca un 3.7%, impulsado por un desarrollo equilibrado en los diversos sectores económicos.
Por su parte, el sector de transporte creció un 6.1%, lo que evidencia la mejora en la movilidad y la logística en un contexto de mayor actividad económica en 2024, seguido del agropecuario con un crecimiento de 4.9%, beneficiado por un aumento en la producción, que respondió a mejores condiciones climáticas y a la demanda interna. Estos son algunos de los aspectos que se destacan en el informe de Perspectivas económicas de Perú, elaborado por el área de Análisis Económico de Deloitte, Econosignal.
Otros sectores, como el de servicios y el de construcción mostraron un crecimiento moderado en 2024, aunque se espera que en 2025 incrementen su participación en el dinamismo económico general. En contraste, el sector financiero y de seguros mostró una contracción del 1.6% en 2024, debido a condiciones adversas en el crédito y una demanda débil de servicios financieros.
En el plano externo, las entradas de divisas crecieron un 17% en 2024. Este incremento se atribuye principalmente a un mejor desempeño de las exportaciones, impulsadas por mayores volúmenes y precios favorables en el mercado internacional, especialmente para productos mineros y agrícolas. No obstante, el país permanece expuesto a riesgos externos derivados de la incertidumbre en el comercio internacional, lo que podría afectar a sectores sensibles como el agropecuario y el minero. De esta forma, las exportaciones agropecuarias podrían disminuir por la imposición de aranceles, mientras que las de cobre podrían verse afectadas por una desaceleración de la economía global.
Respecto al tipo de cambio (USD/PEN), este ha mostrado una notable estabilidad, situándose en torno a S/ 3.7 por dólar durante la mayor parte de 2024 y en lo que va de 2025. Esta estabilidad contribuye a reducir la volatilidad en los costos de importación y protege a la economía de shocks cambiarios que podrían trasladarse a la inflación. Sin embargo, se reconoce la posibilidad de episodios de volatilidad asociados a factores externos, como tensiones comerciales o movimientos abruptos en los mercados internacionales. En términos fiscales, el déficit público se proyecta a la baja, al disminuir del 3.5% del PIB en 2024 al 3.1% en 2025. Por su parte, la deuda pública se mantiene en niveles moderados, alrededor del 34% del PIB.
Finalmente, el año 2024 estuvo marcado por una evolución favorable, con la inflación general manteniéndose en el rango meta establecido por el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP). En este sentido, en lo que ha transcurrido del presente año, la inflación anual ha disminuido a 1.3%, ubicándose en el límite inferior del rango meta de 1%-3%. Esta desaceleración está relacionada con la reducción de los precios de los alimentos, que mostraron una inflación negativa en marzo y representan aproximadamente el 20% del Índice de Productos de Precios al Consumidor (IPC), siendo el factor más relevante en este resultado.
Para 2025, se proyecta que la inflación cierre en torno a 2.5%, lo que refleja un escenario de estabilidad en los precios, que contribuye a mantener el poder adquisitivo de los consumidores y un ambiente propicio para la inversión y el consumo. En estas circunstancias se espera que la tasa de política monetaria se mantenga estable, salvo que surjan presiones inflacionarias externas que obliguen a un ajuste.
*El artículo fue elaborado con la colaboración de Nicolás Barone, gerente de análisis económico de Deloitte.
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