2 de Septiembre del 2020
Es una realidad que en la última década la población mundial se ha vuelto mucho más consciente acerca de la lucha contra el cambio climático y los esfuerzos por preservar el medio ambiente. Tanto individuos, gobiernos y empresas están implementando acciones y estrategias sustentables que les han permitido optimizar los recursos que servirán de sustento para las próximas generaciones.
Ahora, y con la terrible crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19, el planeta tierra ha experimentado –hasta cierto punto– un nuevo respiro. Esto se explicar por las miles de fábricas que han tenido que suspender parcialmente sus operaciones, los millones de vehículos que han dejado de circular de manera diaria, y de muchas otras prácticas “cotidianas” que se han dejado de hacer.
De acuerdo con el journal Geophysical Research Letters, China, Europa Occidental y Estados Unidos, experimentaron una reducción del 60% en la contaminación emitida por dióxido de nitrógeno a principios de este año (enero a abril). Asimismo, un informe realizado por la NASA señaló que algunos de los epicentros de la pandemia como es la ciudad de Wuhan, y países como Italia, España y Estados Unidos, redujeron en hasta un 30% sus índices de contaminación en los últimos meses.
Estas cifras son sorprendentes y nos dejan una importante reflexión: como sociedad debemos aprender a identificar aquellas oportunidades que nos permitan contribuir con la preservación y cuidado del medio ambiente. Si bien es cierto, que varios países en el mundo ya están comenzando a reactivar sus actividades económicas de forma paulatina, ahora es momento de que el sector empresarial comience a adoptar nuevos modelos –incluidos los circulares– que prioricen la reutilización y el reciclaje de los materiales.
Luis Palenque, director general de 3M para la Región Andina
Para comprender mejor el término, la economía circular busca cerrar ciclos –tal y como lo hace la propia naturaleza– evitando la extracción masiva de materias primas y el derroche energético. Sin duda, este concepto va mucho más allá de reducir, reutilizar y reciclar materiales, ya que pretende conectar procesos con otros, alargar la vida útil de los productos y respetar los tiempos de regeneración natural de los recursos.
En este mismo sentido, diversos organismos internacionales y activistas de alto calibre –han señalado por varios años– que el modelo actual de consumo y producción tiene grandes repercusiones en el equilibrio medioambiental de nuestro planeta. A pesar de ello, personas, empresas y gobiernos siguen haciendo caso omiso ante esta gran problemática.
Derivado de esta situación, debe existir un compromiso por parte de las empresas –entendidas como organismos económicos de impacto social con responsabilidades– para trabajar por un planeta más equilibrado, verde y seguro. Para ello, no basta solo con las buenas intenciones, sino de acciones específicas y marcos estratégicos que permitan guiar a las organizaciones hacia el puerto de la sustentabilidad. Además de marcos regulatorios e intervenciones gubernamentales, la empresa privada tiene un rol crítico, es así que los líderes de las organizaciones debemos ser activistas de nuestros valores, de nuestra cultura y de este tipo de iniciativas que modelen a todos los empleados actuar de la misma manera.
En caso específico de 3M, hemos tenido muy claro este compromiso y hemos alineado nuestros objetivos de sustentabilidad con la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible de la Organización de las Naciones Unidas, lo cual nos ha permitido enfrentar de manera exitosa los desafíos más importantes de la humanidad, dirigiendo nuestros esfuerzos en las siguientes áreas: Ciencia Circular, Ciencia para el Clima y Ciencia para la Comunidad.
Hasta el momento, hemos logrado importantes logros en varios frentes. En Ciencia Circular, por ejemplo, trasladamos el 35.4% de nuestros sitios de producción al estado de “cero desperdicios”, excediendo meta del 30%. En medio ambiente, incrementamos la huella de energía renovable a un 32.6% de nuestra electricidad total y trabajando hacia la meta del 50% para 2025 y 100% para 2050. Por otro lado, más de 58.3 millones de toneladas métricas de emisiones equivalentes de CO2 han sido evitadas; hacia el objetivo de 250 millones de toneladas métricas.
De igual forma, hemos creado toda una cultura corporativa basada en la sustentabilidad y el cuidado del medio ambiente. Todo se basa en la premisa de que la ciencia es sólo ciencia hasta que se aplica para cambiar la vida de las personas. Es por eso que estamos reinventando productos, procesos y sistemas para trabajar por el bien común.
Es una realidad que el mundo que nos rodea está cambiando rápidamente y que los desechos y escases de los recursos naturales amenazan cada vez más con destruir y afectar nuestro ecosistema de una manera sin precedentes. Por tal motivo, es nuestro deber como sociedad generar este cambio positivo, que permita a las generaciones futuras contar con los recursos naturales necesarios para su sobrevivencia.