Artículo realizado el 20 de abril del 2020
US$3,000 millones. Ese es el monto que el Banco Africano de Desarrollo (BAFD) destinará para el financiamiento de programas de acceso a salud, bienes de primera necesidad, desarrollo de servicios básicos y construcción de infraestructura como medidas contra la propagación del coronavirus, gracias a la colocación del bono “Fight Covid-19” la semana pasada. La extraordinaria demanda de dicha colocación ha generado significativas expectativas en los principales inversionistas institucionales del mundo sobre el futuro de los bonos sociales (BS), al ser esta históricamente la emisión más grande en dólares de un BS en el mercado internacional de capitales.
El asombro no es infundado. Desde la primera emisión de un BS en el 2015, la suma recaudada por el BAFD, en un momento en el que los inversionistas buscan reducir su exposición al riesgo y evadir la volatilidad, marca un importante hito que demuestra la tendencia positiva y fuerte apetito de los mercados de capitales por (ISR).
Como instrumentos de renta fija, bajo la forma de bonos, los BS pueden ser emitidos por cualquier entidad con una calificación crediticia (empresas, gobiernos locales, banca de desarrollo, etc.) y su particularidad radica en que financian o refinancian exclusivamente proyectos con un impacto social positivo, denominados “Proyectos Sociales”. Existen cuatro tipos de BS y sus diferencias varían en función de las necesidades del emisor y la problemática social que se busca abordar o mitigar. En algunos, el inversionista se expone directamente al riesgo y en otros más complejos, se encuentran titulizados y coberturados. Parte de su atractivo como ISR, se debe al proceso formal y riguroso por el que deben pasar que monitorea y garantiza que los recursos sean destinados al 100% para satisfacer los objetivos de su emisión.
Pese a que en Chile, Colombia, Ecuador y México han emitido BS por más de US$ 800 millones, en Perú, recién el año pasado se dio la primera emisión de un BS por US$ 13 millones a iniciativa del Banco Pichincha. Ante la coyuntura actual, la emisión de BS facilitaría la labor del Gobierno en generar empleo, brindar seguridad alimenticia, vivienda asequible y reactivar la economía.
La necesidad del Estado de contar con liquidez inmediata sin afectar significativamente sus niveles de endeudamiento y el interés de inversionistas en realizar ISR son el conjunto ideal para afrontar esta crisis.