La mentalidad corporativa ya estaba cambiando, pero la pandemia ahora ha acelerado la comprensión de que el trabajo no es a dónde vas, sino algo que haces. Y es la fuerza de trabajo, empoderada por la tecnología y que exige una mayor sostenibilidad y bienestar individual, quien ahora está impulsando y acelerando el cambio. Como resultado, las empresas están más enfocadas que nunca en su inversión número uno: las personas. Al prever cómo será el nuevo mundo del trabajo, ha quedado claro que los bienes raíces están permitiendo el trabajo, la fuerza de trabajo y el lugar de trabajo (los 3Ws por sus siglas en inglés), las tres dimensiones clave de cualquier estrategia empresarial exitosa.

El futuro del trabajo no es nuevo, pero el COVID-19 ha servido como el último acelerador de los cambios tan esperados, llevándonos a todos hacia adelante, de 2020 a 2025 y más allá. Las tendencias en la forma en que vivimos y trabajamos que se esperaba que tomaran años para alcanzar la adopción masiva han tomado meses y están aquí para quedarse: no habrá vuelta atrás a la vieja normalidad.

Al aceptar que nunca pueden volver a operar de la manera en que lo hicieron antes de la crisis, las empresas también se dan cuenta de que la capacidad de adaptarse continuamente a las nuevas y cambiantes condiciones será esencial para el éxito. Ahora reconocen una coexistencia con el COVID-19 a medida que comenzamos a pasar por la fase de vacunación, y también la importancia de planificar un estado post- pandémico.

La oportunidad de reimaginar el futuro del trabajo nunca ha sido más fuerte, y las empresas deberían explorar soluciones que se ajusten y flexionen mejor a su organización, en particular el modelo de trabajo híbrido combinado con un enfoque digital primero. Universalmente, sea cual sea la empresa, debería haber un nuevo enfoque: una transformación siempre activa que conduzca a una resiliencia siempre activa.»