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Compañías peruanas sostenibles: de la tendencia a la realidad

Fecha: 5 de noviembre de 2018

Todos, desde diferentes esferas, podemos contribuir con acciones para salvaguardar el planeta y a las futuras generaciones. Afortunadamente, este sentir no está ajeno al empresariado peruano, pues desde hace algunos años se ve un aumento significativo de políticas orientadas a este fin; sin embargo, aún hay camino por recorrer.

Hoy en día la sostenibilidad forma parte de la responsabilidad social de las organizaciones. Una empresa moderna, indistintamente de su tamaño y nivel de facturación, está llamada a dirigir sus negocios sin dañar el medioambiente, actuando con valores sociales y éticos. Es decir, el desarrollo económico de las organizaciones, el Gobierno y la sociedad no debe desentenderse de la sostenibilidad. Esta afirmación tomó mayor relevancia en 1987 con el Informe Brundtland de la Asamblea de las Naciones Unidas, donde se señala que el desarrollo de las actividades actuales no tiene por qué comprometer o perjudicar a las futuras.

En línea con ello, en el 2015, 193 líderes mundiales se comprometieron con 17 objetivos de desarrollo sostenibles (ODS) a alcanzar en el 2030. A modo de medir el avance local, el Comité de Desarrollo sostenible de AmCham Perú y el Centro de Desarrollo Educativo Integral (Cendeit), realizaron un estudio con gerentes generales o de responsabilidad de empresas que arrojó datos alentadores sobre el accionar peruano.

Se ha visto con entusiasmo que en el país sí hay una conciencia empresarial sobre este tema, pues cada vez son más las empresas que diseñan sus actividades teniendo en cuenta los ODS. De este modo, todos los encuestados desarrollan programas alineados a dichos objetivos. Los ámbitos en los que las empresas invierten más son salud (20%), educación (18%), ambiente (15%) y productividad (11%). Asimismo, el 86% de los consultados consideró relevante la estrategia de desarrollo sostenible en sus organizaciones, indicador que va en aumento, considerando que el año anterior se tuvo 72%.

Pese a las buenas cifras, aún hay empresas que se resisten a incorporar la sostenibilidad como parte de su cultura organizacional, pues consideran que les generan un gasto excesivo y no una inversión. Sin duda, no se toma en cuenta los otros beneficios que da ser una empresa sostenible, al mejorar la reputación y así otorgar una ventaja competitiva frente a las demás en el mercado. Asimismo, incrementa la productividad y reduce los costos, al optimizarse el esfuerzo de los colaboradores y el uso de recursos, repercutiendo en una firma más atractiva para los inversionistas.

Esta afirmación no es ajena al pensamiento peruano, pues la evaluación realizada por AmCham Perú y Cendeit afirma que llevar a cabo acciones de desarrollo sostenible mejora la imagen corporativa, garantiza rentabilidad a largo plazo (52%) y mejora las relaciones con la comunidad (52%).

Ser una organización verde pronto dejará de ser una opción para las compañías, las que quieran sobrevivir deberán serlo. Esto ha dejado de ser una simple tendencia para convertirse en una realidad que todos compartiremos. Dicho esto, es mejor empezar hoy, capacitarse en ello, para que no nos agarre desprevenidos mañana.