Elecciones y cierre del periodo 2016 – 2021, ¿qué priorizar?
Fecha: 12 de febrero de 2020
Entramos a la recta final del gobierno actual; periodo que, junto con el accionar de los congresistas y demás entidades estatales, deja varios pendientes y arrastra muchos de los problemas que socavan la política y el desarrollo de obras públicas en el Perú. Se estima que la inversión estatal habría caído -0.5% en el 2019, de acuerdo con el último reporte de inflación del BCRP. La última caída fue en el 2017 que, a diferencia de 2019, hubo Fenómeno del Niño —cuyos daños fueron mayores a los esperados, se extendió hasta abril y se paralizaron diversas obras— y desaceleración económica que golpeó a varios sectores de la economía.
Las razones del estancamiento vinieron tanto por los enfrentamientos entre el ejecutivo y el legislativo —sólo en el 2019 hubo dos cambios de gabinete: el gabinete Del Solar y el actual gabinete del premier Vicente Zeballos— y el poco avance de los gobiernos regionales en el primero de los cuatro años de gobierno de las nuevas autoridades (2019 – 2022). En ambos casos hay una situación, ya habitual en la política y diversas instituciones públicas, que se repite y perjudica el desarrollo de proyectos: revisar lo que el encargado previo hizo, reformular ideas, qué proyectos quedan, cuáles se van, entre otros. Existe la percepción de que lo realizado por el antecesor tiene fallas, lo que puede demandar una buena cantidad de tiempo a los nuevos encargados de cara a revisar todo, paralizar ciertas obras, e incluso no continuar con la ejecución.
Es cierto que no todo lo que una gestión hereda tiene que ser ejecutado tal como venía siendo realizado —es muy importante revisar de cara a prevenir casos de corrupción, mala asignación de recursos o ineficiencias—, pero el trade off entre hacer este proceso más largo (y luego invertir a último minuto) frente a seguir una guía de largo plazo y asegurar la continuidad se refleja en el poco avance en infraestructura, proyectos en cola y obras paralizadas.
Ya existen importantes guías de los proyectos a trabajar —los 52 proyectos priorizados por el Plan Nacional de Infraestructura para la Competitividad, la última actualización de proyectos a desarrollar en las diferentes regiones vía Obras por Impuestos, entre otros— que deben ser la guía de los próximos años y no sólo hacia fines del 2021. Se estima que la inversión pública crecerá 6% este año. Sin continuidad eso no será posible y se volverá a caer en los constantes recortes a las proyecciones como vimos durante todo el 2019; sobre todo por la importancia del sector construcción y su efecto sobre el resto de factores de la economía.
El congreso, cuya elección se desarrollará el próximo 26 de enero, además de que también deben fomentar la continuidad sin descuidar nunca el debate, tiene la dura tarea de limpiar la imagen reputacional que dejan los representantes pasados. Más del 80% de la población estuvo de acuerdo con el cierre del congreso en su momento —de acuerdo con la encuesta elaborada por Ipsos Perú luego de la disolución— y la percepción de los congresistas que están por entrar es la misma. No hay claridad de quiénes serán los representantes dado no hay interés a pesar de que la información esté disponible.
Desde AmCham Perú siempre apostamos por las salidas y solución de conflictos vía el diálogo, sobre todo en los momentos de alta tensión. No limpiar la imagen o que los congresistas vuelvan a caer en los mismos errores mantendrá la mala percepción que se tiene, se mantendrá el resentimiento y no se saldrá de ese círculo vicioso. Interrumpir el sistema democrático podría generar más ruido —el cual pensamos que se había ido—. Limpiar la imagen para este congreso es tan importante como presentar nuevas iniciativas de ley.
Queda un año para ‘limpiarse’ la cara y sentar las bases para el siguiente gobierno, sin descuidar las oportunidades actuales y necesidades de inversión. Los enfrentamientos, junto con la incertidumbre comercial y poca claridad de la economía global hacia fines del 2019, puso a la región ‘on hold’; pero las necesidades siguen ahí.