Sala de prensa

Reanudación de actividades: ¿preparados para el retorno?

Fecha: 11 de mayo de 2020

Las cosas no volverán a ser como antes; al menos en lo que queda del año. Se debe internalizar dicho escenario desde ahora para evitar caer en una segunda ola de contagios y que los esfuerzos hayan sido en vano. Es aquí donde verdaderamente se verá el compromiso de todos.

Lo que al inicio del año no fue percibido como una amenaza, hoy le estaría costando una caída superior al 10% a la economía peruana. El desenlace de la Guerra Comercial entre EE.UU. y China, destrabe de grandes megaproyectos, ejecución pendiente de la inversión pública y el rol –limitado por la coyuntura– del nuevo congreso, eran los factores ‘a considerar’ como los drivers del crecimiento económico entre enero y febrero del 2020. Todo cambió en menos de un mes, y lo que importa hoy en día son otras cosas: cómo reducir la propagación del COVID-19, cómo evitar la saturación total del sistema de salud y cómo reactivar la economía, considerando las nuevas limitaciones por enfrentar.

Todos somos conscientes de lo que ha causado la propagación del COVID-19 en el Perú. La evolución de las principales cifras –contagiados, fallecidos, recuperados, total de pruebas–, los esfuerzos por parte del Estado (con aciertos y errores) para contrarrestar la propagación del virus y que la economía se hunda, muestras de solidaridad por parte de varios agentes privados, y el esfuerzo –muchas veces a medias– por parte de la ciudadanía. Ya han pasado 57 días de iniciada la cuarentena y, si bien muchos han internalizado la situación de buena manera (desde casa y con sus empresas), a una gran parte de la población se le hace imposible seguir en periodo de aislamiento –recorte en ingresos, cese de actividades, alta dependencia de ingresos diarios o semanales, entre otros–.

Estamos entrando a la etapa más difícil y la que requiere de mayor compromiso: reactivar la economía de manera prudente para evitar caer en una nueva ola de contagios. Si bien la economía, y por ende la situación laboral de muchas familias, ya no tiene espacio para aguantar nuevas prolongaciones de aislamiento, es importante recordar que aún no se ha llegado al pico de contagios y la tarea del Estado ha sido ganar tiempo. Abrir la economía, y un eventual levantamiento de la cuarentena, no implica volver a hacer todo como antes: implica reinventarse y poner la salud por encima de todo. No tomar esto en cuenta nos podría costar una segunda ola de casos, lo cual sería totalmente insostenible para todos.

Son varias las empresas que ya han dado giros de 180 grados a sus operaciones para poder subsistir, ser sostenibles y cumplir con las nuevas regulaciones. Tal es caso de muchos restaurantes que, dado que no será posible que vuelvan a operar con normalidad en un mediano plazo, están transformando sus locales en centros de abastecimiento. Algunos hoteles están ofreciendo nuevos paquetes de hospedaje, y el sector logístico tendrá que prepararse para atender tanto a grandes como pequeñas empresas. No adaptarse y simplemente esperar que se levanten las restricciones es camino seguro al fracaso.

Así como las empresas están en plena lucha de cómo reinventarse, los consumidores también tendrán que hacerlo. Hoy la población enfrenta un reto muy grande: dejar atrás las costumbres –salir a comprar más de una vez por semana, frecuencia de los encuentros sociales, nivel de cuidado personal, entre otros–, adoptar una actitud ‘preventiva’ –“cómo me protejo o elevo mis defensas” en vez de “me enfermo entonces voy al médico”–, y seguir con lo recomendado por las autoridades en materia sanitaria. Estamos cerca al final, por ahora hasta el 24 de mayo, de la cuarentena obligatoria y la situación no es muy alentadora. En varias ciudades y distritos del Perú se han visto grandes aglomeraciones de gente como si no pasara nada, lo que demuestra el bajo compromiso que se tiene en tareas tan simples como guardar distancia al momento de hacer una cola o salir en pareja.

Durante el periodo de cuarentena, el COVID-19 ha puesto en prueba la capacidad de respuesta del Estado peruano desde diversos frentes: Ministerio de Economía y Finanzas, Ministerio de Salud, Policía Nacional, autoridades distritales y regionales, entre otros. A la ciudadanía, en su gran mayoría, le ha tocado quedarse en casa. Una vez acabado el periodo de aislamiento, los que estarán a prueba seremos todos. Cada uno tiene una visión diferente de lo que son las actividades esenciales, por lo que habrá que renunciar a ciertas cosas una vez se empiecen a flexibilizar las medidas. La cuarentena, de cierta forma, ha hecho que volvamos a valorar lo verdaderamente esencial (salud, alimentación, servicios públicos); pero no todo queda ahí. Está el ocio, el uso de espacios recreativos, entre otras actividades. Poco a poco se irán retomando –no en el corto plazo, evidentemente–; pero lo importante ahora es hacer lo posible por aplanar la famosa curva de contagios; que aún no baja.

No hay espacio para cometer errores. Ello aplica tanto para el Estado, desde la ejecución del plan de reactivación y los protocolos, como para todos nosotros. El levantamiento de la cuarentena debe ser progresivo y dejar en claro que muchas cosas se mantendrán. La capacidad de atención en hospitales es limitada; y en muchos casos totalmente colapsada. Es difícil, asimismo, que el MEF decida (y pueda) ejecutar otro plan de reactivación económica de magnitud similar al que actualmente están desarrollando. Dicho plan responde a la paralización económica de ahora.

La posta ahora está en nuestras manos. Es deber de todos hacer que el tiempo ganado no haya sido en vano y ejercer lo ‘aprendido e impuesto’ por el bien común.