A partir de un propósito

Hoy en día escuchamos a muchos líderes referirse al “Efecto Propósito”, ¿pero de que se trata? La explicación es sencilla, pero lograrlo no lo es. Dan Pontefract, autor de “El Efecto Propósito” nos explica que este principio parte de la alineación de tres componentes:
- El propósito organizacional: que define la razón de ser de la empresa, buscando maximizar resultados mientras que genera contribuciones significativas a sus comunidades y la sociedad. Este propósito debe ser claro, pero sobre todo inspiracional, y vincula la ética, el liderazgo, la cultura y los valores organizacionales.
- El propósito según en rol: que se orienta la alineación del rol de los colaboradores con el propósito organizacional y el propósito personal del colaborador. Esto llevará al colaborador a ver su trabajo como una vocación.
- El propósito personal: es decir que el rol del colaborador le brinda significado y satisfacción. Este propósito está definido desde tres preguntas, según Pontefract: ¿cómo sigo desarrollándome, ¿qué busco de mi vida? y ¿cómo actuó día a día, ética y responsablemente?
Cuando estos tres componentes encuentran un punto de intersección se genera un nivel de compromiso alto y sostenible. Peter Drucker nos menciona: “el trabajo también tiene que construir la vida”, y este principio se construye sobre esa afirmación.
Las compañías con propósito logran maximizar sus ganancias y beneficios financieros, tanto a corto como largo plazo, como dijimos de manera sostenible. Deloitte nos explica en el reporte “Estudios Tendencias de Capital Humano 2018” cómo las organizaciones que están a la vanguardia están viviendo dos cambios importantes: el primero, en sus modelos operativos (ágiles y colaborativos); y el segundo, en la configuración de sus propósitos asumiendo la responsabilidad de ser un buen ciudadano (tanto dentro, como fuera de la empresa).
Para que eso suceda, es necesario que los líderes aprendan y adhieran estrategias que comprometan a sus colaboradores, de forma que los equipos adapten dichas prácticas, a través de una gestión con propósito, en la que cada uno pueda sumar esfuerzos desde su autonomía y responsabilidad.
Entonces, la motivación dependerá en gran parte de un buen liderazgo y de una óptima gestión con propósito, que el empleador deberá trabajar con su personal, conllevándolos al alcance de los puntos establecidos. Del mismo modo, este tipo de liderazgo es vital porque únicamente teniendo un norte establecido y un motor interno para alcanzarlo, se va a conseguir el éxito empresarial.
El empoderamiento es uno de los frutos de liderar con propósito. No obstante, hay que comprender que se trata de una acción que requiere un proceso; por ello, lograrlo toma su tiempo. Cuando eso ocurre, se puede hablar de una mayor eficiencia empresarial, lo cual forma parte de la mejora continua basada en el intercambio de experiencias.
El objetivo es que las personas autogestionen sus necesidades, y que, a través de sus propias capacidades, impulsen cambios positivos sobre las situaciones diarias por las que atraviesan en la organización.